miércoles, 10 de abril de 2013

Los edificios escolares

Con motivo del décimo aniversario de la  Biblioteca María Moliner, se ha inaugurado una exposición titulada "De la arquitectura escolar prebélica a la Ciudad Universitaria de Aragón". Como la Biblioteca de la Facultad de Educación ha aportado una buena cantidad de material bibliográfico de nuestro excelente fondo antiguo, me invitaron a estar en la mesa inaugural. Ello me permitió hacer una reflexión sobre la cuestión del espacio escolar, de los edificios y de su currículum oculto.

Empecé por agradecer a todos los que han contribuido a la exposición, desde las Bibliotecarías Matilde Cantín y Pilar Arbe, también al Centro de Profesores que conservan los paneles de la exposición que, en parte, fue colocada en un Congreso de Arquitectura y Escuela celebrado en 2011. Y especialmente a la profesora Mónica Vázquez, profesora del Departamento de Historia del Arte, que amorosamente estudia esta cuestión sin limitarse a la perspectiva histórica y artística.


En este acto, dos conceptos vienen a confluir: el edificio y los libros. Por varias razones me he inclinado por el primero:
-           desde hace tres años peleo porque la Educación, la Facultad de Educación sea alojada en un edificio digno que muestre de forma simbólica, la preocupación que una sociedad siente por los estudios o la actividad que en ellos se aloja.
-          La exposición de Monica Vazquez que se ocupa de las construcciones escolares.
-        Soy del área de Didáctica y Organización Escolar: en esta materia se incluye el tema de  la arquitectura escolar y la higiene de los edificios.
 

Cada curso suelo comenzar señalando que la Escuela se rige por las coordenadas históricas y geográficas, es decir, un tiempo y un espacio. Sin la determinación del tiempo (las 19:30) y un espacio (este salón de actos) no nos habríamos encontrado.
La arquitectura escolar presenta un espacio para el aprendizaje y en el mismo es necesario que se establezcan las condiciones para informar y para comunicar; para enseñar y para dialogar; para el encuentro formal (las clases) y para el encuentro informal (las conversaciones del pasillo, por ejemplo)
Los espacios de encuentro formal son para el trabajo grupal, para el trabajo de actividades específicas (laboratorios, talleres, música, educación física) y los espacios de encuentro informal como los pasillos, las zonas de paso, la cafetería sirve para la acogida, para el encuentro, para el sentido de la pertenencia.
Un edificio no sólo es una cuestión de confortabilidad o de estética sino también de ética, de valores, de simbología, de currículum oculto.
Frente a los modos democráticos, de igualdad y de justicia; podemos contemplar modos autoritarios o fascistas que adoran las escalinatas, las barreras de comunicación como son las tarimas o las ventanillas del vuelva Vd. Mañana.
Por eso, esta exposición que reflexiona sobre la arquitectura escolar tiene multiples miradas: no sólo la artística, no sólo la histórica, no sólo la política, no sólo la pedagógica, no sólo la sociológica sino todas ellas en su interdisciplinariedad complementaria.

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