martes, 14 de junio de 2016

Graduación 2016. Discurso Estudiante 3

Muchas gracias, Eduardo:

Autor: EDUARDO ALVIRA


Buenas tardes. Cuando me ofrecí voluntario para hablar en nuestra graduación, lo hice sin pensar mucho en lo que todo esto conlleva, pero luego escribiendo todas estas tonterías sin sentido que os voy a contar hoy, reflexioné un poco, y me dije a mi mismo, que un atractivo veterano de guerra como yo, era idóneo para dedicar unas breves  palabras, a las personas con las cuales había compartido los mejores cuatro años de mi vida.
En este brindis tan particular, al que no estoy muy acostumbrado por la incomprensible falta de cerveza en este acto, quería brindar por esta magnifica generación de magisterio, por todos aquellos con los hemos compartido momentos únicos, con los que hemos reído, con los que hemos bailado, e incluso con los que muy de vez en cuando, hasta hemos estudiado.
Como hemos cursado un grado universitario se supone que hemos aprendido cosas realmente interesantes para nuestra formación. Es verdad que la lengua, las mates, la psicología y todos esos conocimientos que nos obligan a cursar, están muy bien, son necesarios, pero yo me voy a referir a otro tipo de cosas. Voy a hablar de ese tipo de aprendizajes que van más allá de nuestra profesión, y que son realmente útiles para tener una vida sana.
Por su puesto en primer lugar, me gustaría empezar por aquellos que dan sentido a nuestra profesión, esos niños incansables, llenos de felicidad y de ilusión. Ellos me han enseñado algo muy importante, que es sonreírle a la vida. Sonreírle a la vida parece un concepto fácil, pero no todos lo practican en su día a día. Este tipo de gente es alegre, es positiva, y es feliz con poca cosa. Al fin y al cabo este tipo personas suman, aportan, construyen cosas bonitas, y hacen que disfrutes en cada momento de lo que haces. La mayoría de los niños son así, pero vosotros también lo sois, sois buena gente, ese tipo de personas de las que a mí me gustaría rodearme en un futuro. Desde luego de los que estamos aquí, ninguno cambiábamos nuestra profesión por nada, porque nos gusta contagiar sonrisas, y compartir nuestro tiempo con ellos, aportándoles lo máximo posible para su educación. Esto es muy fácil de decirlo ahora, a estas alturas de nuestra vida, pero ¿qué me decís dentro de 40 años? ¿Creéis que seguiremos igual?  Es muy complicado… para mantener encendida esa llama se necesita pasión, que es otra cosa interesante que he aprendido durante estos años.
 No es nada difícil entender lo que es ser apasionado, cuando tienes un profesor que durante los últimos momentos de su vida se dedica a impartir su cátedra como si fuera el primero. Me refiero sin duda al gran Jacinto Montenegro, que nos dejo hace unos meses. Este peculiar profesor, que ha marcado nuestra formación como tantos otros,  te podía gustar más o menos, pero no podéis negarme que en sus ojos se veía que disfrutaba con esto. Y por tanto creo que la meta de cualquiera de nosotros, es seguir disfrutando el mayor tiempo posible sintiendo esa pasión por enseñar, y de esta manera conseguiremos cambiar un poco el rumbo de esta sociedad, e inculcar dentro de nuestras posibilidades valores fundamentales como el esfuerzo y la constancia.
 Por mostrarme este tipo de cosas y otras muchas más, que la mayoría de profesores han intentado hacernos ver, me gustaría darles las gracias, ya que muchos de ellos cobrando un sueldo ridículo, han sido parte fundamental de nuestra formación, y es verdad que en ocasiones no se lo ponemos del todo fácil.

 De mostrar gratitud va precisamente mi tercer y último aprendizaje. Hay que dar las gracias más a menudo…. que nos cuesta decir… gracias… de veras, las reglas de acción de Peñarrubia que me has pasado estaban perfectamente redactadas. O…muchas gracias tío, por ayudarme con estas infernales TCS  de mates. No cuesta nada ser agradecido. ¿Cuántas veces hemos dado las gracias a nuestros padres por pagarnos los estudios, o por interesarse cada día por nuestras insignificantes penurias de estudiante? Pensadlo bien, nunca lo hacemos… porque somos desagradecidos por naturaleza, y en realidad tampoco cuesta tanto.
La gente que siempre está ahí, y te ayuda inconscientemente a conseguir tus objetivos hay que cuidarla. Por ello yo pienso que hay que dar las gracias al que invierte su tiempo en ti, a los que intentan que cambies actitudes, que espabiles, que reacciones cuando estés haciendo las cosas mal. Porque cuando pasen de ti y te ignoren… querrá decir que han perdido toda la esperanza y habrán dejado de creer en ti.
Lo dicho no le deis más vueltas a vuestro futuro, Sonreíd siempre que podáis, vivir la vida con mucha pasión y no dejéis nunca de dar las gracias. Muchísimas gracias. Os quiero.

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